Como me lo contaron te lo cuento, porque todo cabe en lo posible.
Esta frase la hizo famosa el ahora fallecido periodista, locutor, escritor e historiador amateur Héctor Gaitán. Luego de su fallecimiento, varios medios de comunicación han dedicado tiempo y espacio para recordarlo y resaltar sus contribuciones al conocimiento histórico de la Ciudad de Guatemala y de las tradiciones orales de nuestro país. Hay muchas cosas positivas en la obra de Gaitán, por supuesto, y los medios se han encargado de publicarlos. Pero también hay una que es muy negativa y de la que nadie ha hablado hasta el momento: Gaitán fue uno de los principales divulgadores de pensamiento supersticioso en nuestro país.
No lo voy a negar. Cuando era niño, tomé un interés muy particular por aprender acerca de El Cadejo, El Sombrerón, La Siguanaba, La Llorona y otras leyendas de Guatemala. Mis abuelos me compraban los libros de La calle donde tu vives y yo los leía con entusiasmo. También recuerdo haber escuchado algunas veces a Gaitán relatar algunas de sus historias de fantasmas en la radio. Creo que todos pasamos por una edad en la que tenemos cierto morbo por este tipo de cosas que sabemos que nos van a asustar. Probablemente, lo mejor de escuchar o leer a Gaitán era su conocimiento sobre el pasado de la ciudad y cómo enriquecía sus historias con descripciones detalladas de antiguas calles, avenidas, parques y cementerios. Cuando uno leía una historia de Gaitán, uno aprendía sobre la vida, las costumbres, la idiosincracia y la arquitectura de la ciudad de Guatemala en el pasado. Pero eso no era lo único que se aprendía. También se aprendía, poco a poco, a ser crédulo. A ir abriendo la mente de tal manera, que el cerebro se cae al suelo. Esa es la escencia de esa desastrosa frase “todo cabe en lo posible”.
Los mitos y las leyendas tienen un gran valor para la humanidad. Nos sirven para entender la forma en la que nuestros antepasados veían el mundo, cómo se explicaban lo que no podían entender y cómo se enfrentaban (y nos seguimos enfrentando) a la muerte. Por lo tanto, el estudiarlos y preservarlos es muy importante. El antropólogo Claude Lévi-Strauss, por ejemplo, dedicó casi una vida al estudio de los mitos y a través de su obra se nos abre una ventana hacia la psique humana que nos permite entendernos más a nosotros mismos. Es cierto que los mitos que estudiaba Lévi-Strauss, son en varias maneras, muy diferentes a las historias de La calle donde tu vives, y que Gaitán no era un antropólogo o un académico serio. Por esto mismo, admito que la comparación resulta un poco absurda, pero creo que es útil para demostrar la riqueza potencial de los mitos y las leyendas.
Gaitán pudo haber hecho mucho más por nosotros. Creo que su intención era dar a conocer la riqueza de nuestras tradiciones orales a nuevas generaciones, pero en su ejecución, creo que lo que realmente preservó fue la mentalidad mágica y supersticiosa que dio origen a esas historias desde un principio – la mentalidad de “todo cabe en lo posible” y “no hay que creer ni dejar de creer”. Lo cierto es que no todo cabe en lo posible, y si bien hay demasiadas cosas que no conocemos, esa no es una licencia para creer en tonterías. Desde hace siglos que contamos con una excelente herramienta para separar a la realidad de la ficción. Se llama ciencia. Y Héctor Gaitán contribuyó – probablemente sin ninguna intención – a que los cerebros de los guatemaltecos sean más resistentes a ella.
Ahora que Gaitán falleció, ¿sería mucho pedirle a Noti-7 que reemplace su segmento de leyendas con un poco de ciencias o de sano escepticismo?
Miguel Angel Pineda Jáuregui
Genial Oscar. Me encanto. Yo escribí algo similar, pero me gusto mas lo tuyo. ¿Todo cabe en lo posible? !Pues no, no todo cabe en lo posible! En lo posible no cabe lo imposible. Sencillo. En lo posible no cabe una luna de queso. Fue muy oportuna también traer de colada la frase de “no hay que creer ni dejar de creer” Eso es lo que dicen algunas personas que se auto proclaman “open mind” ¿pero que es exactamente no creer ni dejar de creer? No es mas que una actitud patéticamente agnóstica. Gaitan, con el respeto que merezca su memoria, fue un excelente entretenedor de populacho. ¿hizo cosas buenas? Pues si. A mi no me consta, pero se le refieren buena cantidad de registros históricos. Pues que bueno. No se trata de ensañarse contra el señor, simplemente estamos tratando de ser objetivo. Y en ese afán es necesario destacar que este señor mantuvo viva la hoguera de la credulidad, solapando esa insatisfacción que tienen muchos de esta realidad en la que vivimos. A estos insatisfechos no les gusta esta realidad por lo que parece, así que se inventan o creen felizmente en la existencia de otra llena de posibilidades, reencuentros con familiares que han muerto, paraísos, chupacabras, elfos, unicornios, sombreronas, mártires y vírgenes inmaculadas.
Mynor Martínez
Un gusto leer tu blog.
Actualmente estoy escribiendo un ensayo sobre la visión del universo a través de la razón y la intuición, y buscaba la frase de “no hay que creer y dejar de creer”, y coincido con tu análisis al respecto de las leyendas y fábulas.
Luego de observar ambas posturas, concluyo en lo siguiente: “Si hasta el cerebro está diseñado para contar con ambas partes, la intuición y la razón, quiere decir que ambas tienen su espacio en nuestra realidad.
Ahora con la física cuántica todo está cambiando, y hasta lo imposible puede ser posible. Recuerdo como mi profesor de filosofía enumeraba la segunda ley de la lógica:
“Nada puede ser y no ser al mismo tiempo”.
Con los experimentos cuánticos, como la superposición, ahora resulta que en niveles microscópicos si se puede.
Sin duda conforme más vamos avanzando en el conocimiento los conceptos y las definiciones irán cambiando.
Un gusto compartir contigo esta meditación. Gracias.
alexpot
Seria genial un canal de ciencia en Guatemlaa !!!1
Carlos
Me gustó tu comentario, pero debo agregar que quizá no conociste realmente a Hector Gaitán, recuerdo haber escuchado su programa radial, y aunque le patrocinaba una tienda de souvenirs y amuletos (para los más crédulos), los radioescuchas le consultaban sobre situaciones personales involucradas con creencias, embrujos, mal hechos y que se yo otras cosas de brujos, él siempre recalcó a sus oyentes que no se creyesen todo lo que veían y escuchaban, los embrujos no ocurrirían, y que no le hiciesen mayor caso, la fortaleza del embrujo estaba en la creencia que tuviesen de él, asi que se librarían de ellos ignorandolos. Este hecho me quedo marcando, indicandome que probablemente no sería un historiador académico calificado pero si un hombre que no te inducía a creer falsas historias, combatiendolas con el sentido común y librandonos de la ignorancia.
Carlos
Quisiera también agregar que todos los pueblos, incluidos los europeos, poseen sus creencias, mitos y aparecidos locales, no a todos los pueblos se le “cae el cerebro” por tener sus mitos, y esos mitos no los han convertido en ignorantes. Lo que si los convierte en ignorantes es esa limitación sistematizada de la educación, salud pública y oportunidades de desarrollo, y por supuesto eso NO es obra de un periodista apasionado por los mitos y leyendas locales. Sería fabuloso un programa de ciencia ya sea radial o televisivo, espero el público se apasione por él porque de eso depende que se mantenga en el aire.
Joseantoniano
Jajaja pensé que eran protestantes pentecostales pero si son puros mamonazos con su superioridad exacerbada. Sin duda les queda lo del fundamentalismo.