Ayer cuando escuché por la radio a los voceros del movimiento neo-conservador denominado Familia al Centro que organizan la “Marcha por la Vida y la Familia” me quedé un tanto desconcertado. Afirman que se movilizan para defenderse de posibles intentos por pasar legislación que entraría en contradicción contra sus creencias religiosas. En concreto, están refiriéndose a legislación que eventualmente permitiría el aborto y daría sustento formal a las relaciones estables entre personas del mismo sexo (matrimonio homosexual). Pero cuando se les pide que especifiquen quién está promoviendo eso en Guatemala simplemente dicen que es algo que se ve en los países desarrollados donde, según ellos, han perdido el rumbo y se encuentran en medio de una crisis de valores porque han atentado contra el modelo tradicional de familia: papá, mamá e hijos.
Me parece que no se trata de una defensa del ethos conservador, protegido por la Constitución de la República de forma bastante discriminatoria para quienes tenemos otro ethos, digamos liberal. Es más bien un ataque preventivo, una muestra de fuerza para cohesionar a quienes comparten dicho conjunto de valores y, por el otro lado, desincentivar (intimidar) a quienes proponen estilos de vida alternativos.
Es curioso también que se victimicen como blanco de críticas por parte de quienes no compartimos sus causas, pues no sólo están en mayoría sino que el marco legal está sesgado a su favor. Además, piden tolerancia de parte de los grupos a los que ellos no están dispuestos a tolerar en lo más mínimo. La marcha es una muestra de ello, porque no es presión contra autoridad alguna, es una advertencia de la tribu mayoritaria de pensamiento mítico, basado en una particular cosmovisión de antiguas sociedades agrarias, en contra de las diversas tribus minoritarias propias de las sociedades post-industriales y cosmopolitas cuya visión del mundo se fundamenta en gran medida en el conocimiento.
También es desconcertante que intenten defender sus puntos de vista y opiniones con argumentos pseudocientíficos, dado que tienden a despreciar el conocimiento científico que constantemente les cuestiona su cosmovisión. En el tema de la homosexualidad, por ejemplo, siguen pensando que es algo contagioso, que se aprende o que se recluta pervirtiendo a las jóvenes mentes. No conocen ni comprenden los fundamentos biológicos de la homosexualidad. Lo cual haría más inconsistente su discurso de que “lo natural” es bueno porque “así fue creado por Dios”, pues consideran que los homosexuales deben ser célibes o de lo contrario son aborrecibles. En este sentido, siguen creyendo que la Tierra es el centro del Universo y que es plana.
Sobre el asunto de “la familia tradicional” los conservadores se refieren a un modelo de sociedades patriarcales, que no siempre ha sido el prevaleciente en el tiempo y el espacio. Hace unos 100 mil años, por ejemplo, nuestros ancestros en la sabana africana se organizaban en pequeñas bandas de cazadores y recolectoras. En muchas de esas comunidades había un problema para definir paternidad, por lo que el arreglo era considerar a todos los niños como hijos de todos los hombres, da tal manera que todos ellos eran responsables de proveer sustento para la nueva generación. La psicología evolutiva ha planteado que la idea del matrimonio tradicional, donde la mujer se somete al hombre como su propiedad, fue una de tantas opciones hacia las que evolucionó la sociedad para garantizar al hombre que él estaba proveyendo exclusivamente a sus descendientes y no a los de otro. Este es el arreglo que luego es sancionado por la Iglesia Católica donde las mujeres ya habían sido desplazadas de posiciones de autoridad, pero no necesariamente es el óptimo, sobre todo para las mujeres.
Como estos grupos neo-conservadores son cristianos, tanto católicos como evangélicos, sería bueno que revisaran de nuevo los Evangelios para ir a la esencia del mensaje de Jesús. Su buena noticia era para los excluidos, para los pobres, los leprosos, las prostitutas y hasta los recolectores de impuestos. Si lo actualizamos, los excluidos siguen siendo los pobres, y ahora también los enfermos de VIH-SIDA, los homosexuales, y hasta las mujeres que deciden interrumpir su embarazo, lamentablemente en condiciones de clandestinidad que ponen en riesgo su propia vida.
Esta es una gran diferencia entre el ethos conservador y liberal. El primero excluye a quienes no piensan igual a ellos, el segundo incluye a todos porque celebra la diversidad. Incluso, el ethos liberal tolera a los intolerantes, pero no deja de señalarlos pues en mayoría constituyen un peligro para todos, nos podrían devolver a la Edad Media.
ateo666666
Es enternecedor escuchar al papa católico o a cualquiera de sus arzobispos, obispos o sacerdotes defender con ahínco el llamado matrimonio tradicional católico, es decir la unión de un hombre y una mujer bendecida por un cura en una iglesia católica con el único propósito de procrear. Y además tienen la insolencia de poner como ejemplo de este tipo de unión ideal la relación “sentimental” de María con José en la Judea de hace 2000 años. Digamos, a estos doctos expertos en la sagrada escritura que el matrimonio por ellos idolatrado es el formado por una pareja de la cual no queda constancia cómo ni dónde se casó si es que lo hizo de alguna manera. Además los “esposos” no mantuvieron nunca relaciones sexuales mediante penetración vaginal con el objeto de procrear, ya que según el dogma católico María fue virgen durante toda su vida hasta que subió al cielo en cuerpo y alma. En cambio los evangelios no dicen nada de si durante esos años de convivencia practicaron o no algún otro tipo de sexo (oral, anal, etc.), que por supuesto no está permitido por la Iglesia católica. Además María engaño fehacientemente a su marido José manteniendo “relaciones” o siendo inseminada artificialmente por un extranjero (el Espíritu Santo) para engendrar un hijo a todas luces ilegitimo, actitud que también en la actualidad es pecado para los católicos. Finalmente, José en lugar de repudiar a su infiel esposa como han hecho multitud de católicos a lo largo de los siglos con la anuencia de la propia Iglesia, mantuvo al susodicho durante toda su vida porque este hijo bastardo no trabajó nunca durante los 33 años que vivió. En resumen un verdadero modelo cristiano de convivencia marital y familia perfecta. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2010/12/matrimonio-tradicional-catolico.html